Siguiendo con nuestro finde de ensueño el día 12 de agosto parábamos de nuevo en Fabara, que nos vio por última vez hace 4 años.
Encontrar un sitio no masificado para desayunar en Balaguer fue complicado, pero había que coger fuerzas para sacar la furgoneta del párking del hotel. Menudo escalón, hacía que casi quemáramos rueda.
Parece que algunos incendios habían dejado cierta devastación en el camino a Fabara, que con esos árboles pelados parecía la guarida de las hienas del rey león. Hacer ese camino oyendo «Crims» creaba una ambientación inquietante. «Intentarem posar llum a la foscor».
Ya en Fabara comimos en el Tropical 2 y ahí comenzó la racha de morros fritos. Al acabar de comer Krispi vino a por nosotros y nos enseñó el albergue donde dormiríamos y nos dirigimos al auténtico objetivo del viaje: la piscina.
Con el chapuzón pegado hicimos unas cervezas hasta que llegó Pepe y fuimos a montar y probar.
Cómo no, con Pepe las cosas fueron rodadas y las pruebas acabaron pronto y de forma satisfactoria. Era el momento de la segunda ronda de morro frito y la cena en el Bar Sport. Estuvimos charlando con el equipo técnico hasta que, llegada la hora, nos acercamos a la pista donde esa noche Ready to Rock haría un buen remember.
Mientras esperamos nos hicimos unos pases y canastas en el polideportivo, nos cambiamos y nos preparamos para salir con todo.
Podemos decir que el público de Fabara es mágnetico, pero porque no había forma de separarlos de la barra.
Nos sorprendió ver muchas caras conocidas aquella noche, el que parece haber encogido es el escenario. Nos pareció más angosto que otras veces, tanto que, en un momento dado, Blas recibió un palazo de guitarra en la boca por parte de Fran, cosas del show.
Después del concierto nos quedamos a disfrutar de DJ Krispi con nuestrxs amigxs de Fabara y nos fuimos a dormir. Nos quedaba rematar el finde en La Bisbal del Penedés.