Si el sábado 16 estuvimos en El Vendrell el 17 estábamos poniéndonos en marcha a Barbastro para participar una vez más en Motastro rodeados de rugientes motores, ruedas chirriantes y muchos, muchos parches de todo tipo.
El viaje fue divertido teniendo en cuenta que acabábamos la noche anterior casi a las 2 y nos teníamos que poner en marcha a las 5:30 de la mañana para llegar a tiempo para las pruebas. Al sueño hay que añadirle la entrada al interior de la península, eso sí es otro rollo. Después de 3 años hemos aprendido a llevar chaqueta de las gordas pese a que en la costa sigamos llevando manga corta.
Las pruebas fueron bastante rodadas y sonaba mucho más pepino que cualquier otro año, nuestro espectáculo cada vez va a mejor. Y, habiendo acabado las pruebas, vamos a lo que realmente nos motiva a hacer estos 200+ km cada año. ¿La organización? ¿El público? ¿Las motos? Bueno, sí, también, pero ahora mismo hablábamos de otra cosa: el almuerzo motero.
Si los Ready comen bien tienes Ready para rato, te lo decimos.
Y ahora sí, bien cargaditos empieza la primera parte de nuestro concierto por fascículos que terminaría en su punto álgido en el momento que empieza la exhibición. Justo en esa pausa nos reencontramos con una pareja que decidió contar con nosotros para el día más feliz de sus vidas, ¡qué alegría nos da toparnos con vosotrxs! Si aún venís a vernos es porque cumplimos con nuestra parte :).
Ahora sí, la segunda parte es para los más valientes que deciden hacer una parada entre motos para vernos… hasta la hora del sorteo.
Limpiaparabrisas, guantes, camisetas, el jamón… nada, no hay manera de que nos toque nada, tendremos que seguir viniendo a ver si hay suerte de una vez. Tras este momento sí que resta tan solo el público más selecto que disfruta de nuestro repertorio hasta exprimirlo al máximo.
Motastro, un año más a vuestro lado haciendo rugir nuestros motores, ¡¡seguimos!!