Lleida, con «ll» de lluvia

El sábado 24 Ready to Rock acompañaría a sus compis de La Prole Band en Tartareu.

El viaje hacia allí fue simpático. Paramos en un hotel, ya que haríamos noche, en el que pasaban cosas un poco raras. Tenía unos poco de virus. No preguntéis.

Pero, esperad, que de camino al pueblo nos pasamos la entrada y dimos vueltas por sus estrechas calles. Sin comerlo ni beberlo nos vimos envueltos en una gimcana urbana de la que nos costó bastante salir.

Pero allí estaba ya La Prole con nuestro amigo Enric acabando sus pruebas, por lo que montamos y probamos poco después. Allí mismo, al lado del escenario, nos sentamos a cenar los enormes bocadillos que nos había preparado la organización y empezaba a florecer la duda: tenía pinta de llover.

Manetes fue rápido y pronto le seguimos a recoger todo lo susceptible de estropearse si se mojase, uniéndolo todo bajo unos plásticos mientras ya comenzaba a chispear. En cuestión de minutos el chaparrón que caía era absurdo e intentamos hacer peso con cajas de botellines de refresco para evitar que volasen los plásticos. Era una carrera por la supervivencia, y eso que media Prole Band se habían ido a descansar al hotel (tremendos visionarios).

Estuvimos esperando horas en el camerino, mojados y comentando nuestra vida en la música, pero la lluvia no dejaba de caer. Alguien nos dejó un regalito en el baño que no se marchaba por mucho que tirases de la cadena y el tiempo pasaba mientras la lluvia parecía amainar.

Mientras la organización achicaba agua del escenario (pensad que, si no llueve pero el escenario está lleno de agua, el riesgo de cortocircuito es muy elevado) volvíamos a colocar las cosas para encontrarnos que volvía a llover. La situación estaba muy difícil, así que en el siguiente claro que vimos subimos al escenario con lo puesto (¡ni siquiera usamos nuestras clásicas camisas blancas!) y arrancamos con nuestro repertorio para que las gentes de Tartareu pudiera disfrutar de nuestro concierto lo máximo posible.

Spoiler, no volvió a llover, pero pudimos seguir con nuestro concierto sin contratiempos y pasándolo genial con el público que cantaba y bailaba con nosotros.

Después de tanto quebradero de cabeza nos tocaba a nosotros disfrutar del bolazo de nuestros compañeros de La Prole Band para irnos al hotel a descansar cuando el sol ya se asomaba.

Tartareu, fue una auténtica odisea pero lo pasamos genial. ¿Repetimos el año que viene? 😉