Haciendo «pop» para nuestro «non-stop»
24 febrero, 2025

Como rezaba un famoso eslogan de patatas Ready to Rock se preparaba el 22 de febrero para comenzar con su gira 2025. Primera parada, Vilanova i la Geltru, Discoteca Yaya.
Tuvimos mucha suerte aparcando, aunque teníamos un paseíto cargando los trastos hasta la sala en la que teníamos que montar. Estaríamos en una zona rodeados de sofás y mesas que luego estarían llenas de personas. Shows de Ready to Rock en 360º, que tiemble Metallica.
Las pruebas fueron un poco caos. Finalmente tuvimos que llevar nuestro equipo de sonido y nuestros guitarristas estrenaban sistema de in-ears, resultado: nadie oía bien nada. Eso sí, una vez resuelto aquello iba como un tiro y nos escuchábamos la mar de bien.
Después de las pruebas cenamos unas pizzas con nuestro compañero Albert de SonoLizard que nos echaría una mano a nivel técnico y nos daría conversación ya que llegamos con varias horas de margen. Con un cafecito encima y, en el caso de Dani, una siestecilla nos vamos preparando para que, cuando entre la gente al local, ya estemos cambiados.
Improvisamos una pequeña barrera con mesas que no sirvió para que volase una de nuestras púas pero sí para tropezar alguna que otra vez. Con todo preparado salimos para arrancar este 2025.
Gente había mucha y el interés era creciente. Los primeros medleys siempre cuesta que entren, pero vimos que la cosa se iba animando bastante deprisa. Incluso las famosas peticiones de Pablo para que lxs asistentes ocupasen las primeras filas fueron aceptadas ipso-facto.
Hubo alguna liada que otra. Al fin y al cabo llevábamos mucho sin tocar, pero Pablo decidió resucitar «Never Can Tell» sin comentarlo con el resto, que esperaba «Johnny B Goode» y empezó a sangrar por la nariz haciendo fuerza por recordar. Fue divertido.
Cuando nos acercábamos al final Didac, dueño de la sala, nos animó a hacer un tema más. Al acabar nos animamos y animamos al público para hacer una más. Craso error, querían hacer tiempo porque el DJ tenía un problema técnico pero ya estaba solucionado. ¿Resultado? Un publico exaltado pidiendo otra mientras la música de la sala subía y subía, ¡lo sentimos! Sabemos de un señor que se quedó con ganas de oir un tema de U2… en otra ocasión será.
Después del bolo recogimos y cargamos los coches a toda pastilla ya que llovía y, al cortar la calle, hicimos esperar a dos coches en la calle. Así que más pronto que tarde estábamos de vuelta en Tarragona.
¡Quedamos encantados con Vilanova y sus gentes! ¡Un placer y hasta pronto!
