Encontrando nuestro lugar en Miralcamp
3 septiembre, 2025

La mañana del 30 de agosto no queríamos madrugar, por lo que un desayuno a las 11:30 comenzaba nuestro día en Torà con la vista puesta en otro municipio de Lleida, Miralcamp.
Llegamos allí a la hora de comer, por lo que había muchas horas por delante hasta la hora de las pruebas, así que comimos tranquilamente, tomamos tropocientos licores y cafés y aprovechamos para tener una de las reuniones más «amenas» del año: la reunión del repertorio.
Jordi se quedó a dormir con nosotros para no bajar a Tarragona y volver a subir, por lo que se tuvo que comer una reunión de más de 3 horas debatiendo qué temas entran, qué temas salen, qué temas se cambian y quién deja la banda. En realidad nos fue muy útil su voto para desempatar cuando nos quedábamos estancados, los puntos de vista externos también ayudan.
Tras la tediosa conversación nos perdimos por las calles de Miralcamp hasta que dimos con las pistas de las piscinas, lugar en el que habían montado un escenario cojonudo. Estuvimos montando y probando mientras en el casal de al lado tocaban temazos punk del minifesti Radio Perico. Si el público era ese tipo de público esto iba a ser la caña.
Las pruebas fueron muy picadas y pronto estuvimos en la piscina cenando, que parece ser que corría prisa. Dani batallaba por colgar la foto de la previa en Instagram, pero la falta de cobertura no nos dejaba. Calentamos la silla hasta el punto que decidimos buscar un bar por el pueblo para hacer más amena la espera (gracias a un vecino que nos estuvo indicando y echando una mano por allí).
Poco a poco se acercaba la hora del concierto… y las puertas no se abrían. Ni las puertas se abrían ni la gente llegaba, aquello daba un miedo que pa’ qué, no estaba montada ni la barra. Reconocemos que nos inquietó bastante.
Salimos al escenario sin haber prácticamente nadie, tocando para los huecos que había en la pista, pero poco a poco el efecto llamada iba atrayendo al pueblo que finalmente acabaría llenando la plaza casi por completo.
Se bailaba más de lo que se cantaba, lo cual nos llamó bastante la atención. Normalmente el Soft Rock se disfruta hacia adentro, pero hubo parejas que se lo bailaron como si fuese un rock and roll. La cuestión es que parecía que la noche iba a ser como el medley, blandita, sin mucha caña, pero todo lo contrario. A medida que avanzaba el repertorio empezaban a asomar las camisetas de Metallica, Iron Maiden y compañía y Pablo decidió traer de vuelta el medley de Hard Rock. Tremenda decisión.
A partir de ese punto el concierto no hizo más que escalar con un público rockero hasta la médula que disfrutaba de lo más rock de Ready, ¡y nosotros encantados! Fue una sorpresa para ellxs, pero más para nosotros.
Tras el concierto saludamos a las enormes primeras filas que nos lo hicieron pasar tan bien y nos volvimos a casa para descansar después de un finde trallero tras otro. Eso sí, dejando a Miralcamp en las buenas manos del DJ Toni Oliver, con el que compartimos escenario también en Torà (y nos hizo unas fotos geniales, ¡gracias!).
Miralcamp, el placer ha sido totalmente nuestro. Queremos volver.
