Y el día 30 de abril teníamos una cita con el Expoebre de Tortosa, al cual iríamos con nuestro amigo Albert que sustituiría a Fran en la guitarra solista ya que él no podía venir.
Pese a un pequeño fallo logístico para salir hasta allí y con gallinas por la carretera llegamos a Tortosa acompañados de unos 30 grados que iban a hacer divertidas las pruebas y la descarga, ya que teníamos que andar varios metros desde el coche al escenario. Allí estaban preparándose nuestros compis de Derivas, que harían un tributo a Héroes del Silencio cuando acabase nuestro bolo.
Jose ya estaba liado con sus cosas de producción, así que cogimos unas birras para hacer tiempo mientras mirábamos los puestos del pequeño mercado que se había montado junto a la feria. Después comenzarían las pruebas que, después de la noche anterior, fueron una auténtica gozada.
Después de eso caminamos media maratón hasta el camerino para dejar las cosas y aprovechamos para darnos un paseo en los toros de la feria (cosas de rockstars), hicimos unos cafecitos, unas birras… hasta que unos amigos de la zona nos sacaron del ostracismo y nos llevaron a tomar unas cervezas a una zona mejor.
Poco a poco se acercó la hora y entre varias sorpresas nos decidimos a darlo todo.
La verdad, era una hora tonta. La gente iba a la feria y se encontraba con el jaleo, acompañado de las bocinas de la misma. Poco a poco se iba uniendo gente a la fiesta, pero costó bastante rato conseguir que la pista se llenase a sobremanera. Los más afortunados tuvieron un plano de parte de la televisión, otros como Blas lo tuvieron de un señor mayor que, cámara en mano, estaba haciendo fotos analógicas con una enorme sonrisa en su cara.
¡Nos supo mal tener que dejaros tan pronto! Pero era hora de Derivas que padecieron el dichoso viento que se levantó poco después. Hasta nuestro Jose tuvo que salir en su ayuda para evitar un mal mayor con el puente de luces.
ExpoEbre, fue una gran experiencia que esperamos volver a vivir pronto. ¡Hasta la próxima!