Masia de Queralt&Roll

Blog: Masia de Queralt&Roll

El 27 de mayo nos esperaba la solana de Tàrrega en la Masia de Queralt para darle rock a la boda punky de Núria y Carlos.

Las vistas desde allí eran estupendas, lo que también era estupendo era el sol que estaba pegando en todo lo alto y que prometía derretir las gomas de los pedales como mínimo. Por suerte la wedding planner tuvo el detalle de traernos una pequeña carpa para alejar la insolación (¡se portó de fábula con nosotros!) y unos manteles para cubrir los amplis que podían quedar a la intemperie.

Las pruebas fueron divertidas. No sabemos si por estar en el desierto se desataron las plagas como en Egipto, pero tuvimos que dejar de probar porque se llenó la zona de mosquitas muy pequeñas pero muy molestas que se pegaban a cualquier parte de nuestro cuerpo e instrumentos. Era el fin del mundo.

Pero bueno, conseguimos acabar de probar y decidimos ir a la ciudad a hacer tiempo, tomar un refrigerio y comentar algunos aspectos logísticos de esta temporada 2023, que promete cantidad. ¡Échale un vistazo a nuestro calendario! 😉

Comimos fenomenal y después de una comida así siempre ha de seguirle la siesta. En la Masia había un pequeño patio con piscina en la que nuestros compañeros cayeron rendidos en hamacas. Así deberían ser todos los conciertos de Ready to Rock.

Después de eso, ya bien vestidos, nos dirigimos a la zona del concierto, momento en el que tendríamos que llamar la atención de lxs invitadxs haciendo bastante ruido justo antes de comenzar el concierto. Y, al empezar, ya no había marcha atrás.

¡El público estaba a tope con nosotros! Era una gozada ver lo bien que calaban todos los temas entre elllxs. Bueno, quizá no quedó del todo satisfecho un fan acérrimo de Raffaella Carrà, igual otro año tiene más suerte.

Todo iba fenomenal hasta que de repente todo se volvió un concierto acústico de batería, se había ido la luz. Fue un momento bonito que compartimos con lxs invitadxs compartiendo impresiones y relacionándonos en general, excepto Dani que amenizaba la situación con el único instrumento que podía sonar sin luz. Cuando ésta volvió arrancamos de nuevo para ver cómo volvía a marcharse. En ese momento descubrimos cuál era el problema, la foodtruck que estaba conectada a nuestra línea demandaba demasiada potencia y todo se iba al traste.

Con ese enchufe retirado pudimos continuar con normalidad hasta terminar el concierto entre narices de payaso, cubatas y chupitos vertidos y una compañía inmejorable. 

Ahora sí, con una hamburguesa en la mano, nos despedimos del desierto de Tàrrega deseando a Núria y Carlos un muy feliz matrimonio.